lunes, 23 de enero de 2012

Sistemas verbales y no verbales en la significación y la comunicación.

Definición de la significación y los signos
La significación es el resultado de la interpretación del significado de los signos, proceso al cual se ha denominado semiosis. La semiosis implica “entre otros hechos transponer de un plano significante a un plano significado, buscar y producir sentido, interpretar el mundo y comunicarlo” (Niño 2007)
A lo largo de la historia la definición del signo ha variado y evolucionado hasta nuestros días. Así por ejemplo, San Agustín pensaba que aludía a la sustitución de una cosa por otra, idea de la cual Pierce era seguidor. Luego Saussure abrió la concepción bipartita del signo refiriéndose a las dos caras del mismo, por una parte el significante y por otra el significado.
Pierre Guiraud (1971) lo definió como una señal que se convierte en un estímulo sensible, sin embargo esta definición es insuficiente por cuanto en realidad el signo “es un artificio por medio del cual un ser humano comunica a otro ser humano su propio estado de conciencia” (Eco 1976) y supera por mucho a un simple estimulo asociado.
Autores posteriores como Peirce, Ogden-Richards, Frege, Russell, Morris, Buyssens, Carnap y Hjielmslev, entre otros, que han expresado unánimemente su visión tripartita del signo en relaciones del tipo interpretante-signo-objeto.
Los signos se sustentan en tres referencias a saber, la referencia al medio, la referencia al objeto y la referencia al interpretante. El signo es parte del mundo físico, representa una realidad y se inserta en el “mundo espiritual” (Niño 2007) del interpretante. Adicional a esto el signo para que sea tal, debe ser emitido con una intención comunicativa o basarse en un consenso y aceptación previa sobre su significado.
Los signos pueden clasificarse en relación con el objeto representado en índices, íconos y símbolos.
Los índices tienen una conexión físico-espacial con el objeto al cual señalan como por ejemplo los pronombres demostrativos y los pronombres.
Dentro de ellos encontramos también los indicios (relacionados con las llamadas señales naturales que provienen del mundo animado o inanimado, que se basan en un estímulo perceptible de los sentidos y que no implican una intencionalidad en la fuente, sino que relacionamos bajo el esquema causa y efecto),  y los síntomas (señales expresivas que manifiestan externamente las situaciones o estados internos de un ser vivo).
 Los íconos por su parte, son aquellos signos que representan objetos o características de los mismos  como fotografías y pinturas, y los símbolos son aquellos que están basados en una “asociación de representación mental, más o menos convencional” (Niño 2007), por ejemplo, las palabras, la bandera nacional o la humanidad.
Según Eco (1976) también se pueden clasificar por la fuente, por su inferencia, por el canal físico, por la capacidad de réplica del significante, según el grado de especificación sígnica, por el tipo de vínculo con el referente, por las funciones del discurso, entre otras.
Los signos en la vida cotidiana de las personas
La vida de los seres humanos está totalmente inmersa en los signos, hay por doquier estímulos sensoriales por medio de los cuales comunicamos o interpretamos significados dependiendo de las diferentes circunstancias o contextos. El sonido del despertador, los titulares de los periódicos, el timbre del teléfono, la vibración del aparato celular, los semáforos, los anuncios en la estación de buses, los nombres de personas y cosas; los gestos de cortesía, las miradas, los tonos de voz, las instrucciones laborales, las sirenas de las ambulancias, los tacómetros de los vehículos, la bandera nacional, las nubes negras, las flores en los sembrados antes de la aparición de las frutas, el sonido del silbato de un policía, etcétera, etcétera, son tan solo unos ejemplos de la simbología que a cada instante producimos e interpretamos para entender y darnos a entender a otros.
Los sistemas semióticos del lenguaje
El concepto de lenguaje involucra un sentido polisémico y debe dividirse en lenguaje verbal, lenguaje no verbal y lenguaje total.  El primero se refiere a las lenguas naturales que se hablan en el mundo, el segundo a los medios semióticos que le proporciona la cultura al hombre y el tercero a la “función del ser humano para simbolizar la realidad mediante cualquier medio y comunicarse sobre ella” (Niño 2007)
Las lenguas en general son conjuntos de códigos organizados, regidos por reglas y que buscan la producción de mensajes, por lo tanto se constituyen como sistemas de comunicación.
El lenguaje verbal, objeto de estudio de la lingüística, tiene como característica el hecho de ser fónico, articulado y sujeto a reglas. Adicionalmente tiene la propiedad de lograr la traducción en interpretación de otros sistemas así como también la capacidad de aprendizaje y argumentabilidad.
El lenguaje no verbal, por su parte, se caracteriza por mantener “una relación de interdependencia con la interacción verbal” (Niño 2007). Esto es, la comunicación verbal va acompañada de signos de carácter no verbal derivados de la expresión corporal que llegan a significar tanto o más que el propio mensaje hablado. Es indudable que el contenido del mensaje se ve afectado no solo por el “que se dice” sino por el “como se dice”.
La comunicación no verbal es inevitable en cualquier situación comunicativa en ella predomina la función emotiva y varía según la cultura.
Giraud (1971) nos habla de tres grandes tipos de códigos, a saber, los lógicos, los estéticos y los sociales.
Los códigos lógicos significan la experiencia subjetiva del ser humano en su relación con el mundo y dentro de ellos encontramos los códigos paralingüísticos (relevos, sustitutos y auxiliares del lenguaje), los códigos prácticos (señales y programas) y los códigos epistemológicos (códigos científicos).
Los códigos estéticos, son los utilizados por el hombre para expresar su creatividad y reflexión filosófica del mundo, se utilizan en la literatura, la pintura, la música, la filosofía y la poesía.
Finalmente, los códigos sociales, se refieren a los utilizados para la expresión de toda clase de normas, reglas, costumbres y protocolos. Dentro de ellos encontramos los signos de identidad, de cortesía, las modas y el patrimonio cultural.
El lenguaje verbal también está condicionado igualmente por un grupo de rasgos paralingüísticos. De acuerdo con Poyatos (1980) ellos son:
-          Las cualidades primarias: timbre y tono de la voz, volumen, entonación.
-          Los calificadores: control respiratorio, mandibular y articulatorio.
-          Los diferenciadores: Risas, llantos, suspiros, hipos, etc.
-          Los alternantes: Siseos, gruñidos o imitaciones de animales.

Fuente: Niño Rojas Víctor Miguel, Fundamentos de Semiótica y Lingüística, Capítulo I “Campos de estudio de la semiótica”  y II “Los sistemas de significación y comunicación”,  ECOE Ediciones, Quinta Edición, Bogotá, 2007.

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